Seguimos con nuestras lecturas de verano: las semanas anteriores han dado de nuevo numerosas aportaciones que hoy os reseñamos brevemente por si buscáis orientaciones o consejos sobre qué leer.
¡Pasen y lean!
1. La lección de August, de Raquel J. Palacio, leído por Asun y su nieta.
Este libro es de literatura juvenil, pero esto no desmerece en absoluto su lectura, me ha gustado mucho. Cuenta la historia de August, un niño valiente e inteligente que tiene una gran deformación física en su cabeza.
A los 10 años va por primera vez al colegio y allí toma contacto con el mundo real, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.
El libro me ha parecido tierno, aleccionador, emocionante y precioso. Narrado en primera persona por varios de los personajes implicados, nos hace conscientes de la gama de grises que envuelve las relaciones humanas, mostrando la importancia que la educación tiene en cuestiones como el amor, la amistad, la comprensión y la empatía.
Verdadero revulsivo del acoso escolar, me parece un libro altamente recomendable para jóvenes y adultos.
2. Crematorio, de Rafael Chirbes, leído por Mari Ángeles.
El autor murió en 2015, apenas acabo de conocerlo y me asombra que teniendo tan buenas críticas no sea más popular.
La trama de la novela se teje en torno a la muerte de Matías, las reflexiones que provoca entre sus íntimos (apenas cinco o seis personajes); quienes, mientras se preparan para acudir a la ceremonia de la cremación, exponen sus sentimientos y sus relaciones entre sí.
La prosa es sorprendente por el dominio del lenguaje, la capacidad de sugerir imágenes y de adaptarse a la idiosincrasia de cada uno de los personajes.
No tiene diálogos ni puntos aparte, son frases largas que exigen atención (si no, te despistas). Se divide en una especie de capítulos sin número ni títulos, cada uno para un personaje distinto.
Hay mucho de filosofía aplicada a las vivencias de cada cual, desencanto existencial.
El escenario de la trama, lo mejor para mi: la especulación inmobiliaria en el boom de la burbuja, en la costa mediterránea valenciana, con un lenguaje descarnado, sin eufemismos...pone los pelos de punta.
Un gran autor en el que apetece seguir profundizando.
3. Donde nadie te encuentre, de Alicia Giménez Barlett, leído por María.
Encuadrado en la época de la posguerra española, trata de un periodista catalán y un psiquiatra francés que buscan a un maquis, La Pastora. Es un libro fácil de leer que engancha.
4. Mujeres que compran flores, de Vanessa Monfort.
Se trata de una lectura perfecta para verano: ligera, pero muy bonita. Trata de la historia de cinco mujeres muy diferentes, cada una con su historia personal, que se reúnen en torno a la floristería El jardín del Ángel. Cada una de ellas acarrea un pasado...y se debe una superación para poder seguir avanzando. Gracias a la habilidad de la florista para reunirlas a todas, van a ir exponiendo sus miedos, sus sentimientos y siendo conscientes de cómo deben retarse.
Una novela con sensibilidad y personajes muy especiales. Recuerda a lecturas como "El despertar de la Señorita Prim" o "Una tienda en París".
Narra la vida de una chica iraní en un mundo turbulento. Una sociedad que relega a la mujer a un segundo plano, de supervivencia obligada.
Una mujer fuerte y libre que vive coartada por la religión, y por las actividades políticas de varios miembros de su familia. Es un libro un tanto dramático pero interesante. Es de fácil lectura y está bien ambientado, tal vez por la condición de socióloga de la escritora.
6. Los perros duros no bailan, de Arturo Pérez Reverte, leído por Madeleine.
Es un libro corto, de 158 páginas...pero asombroso. Su protagonista es un perro, que es un detective muy especial. Es una novela negra que sorprende e impacta...quizá, la obra maestra de este autor.
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