viernes, 3 de junio de 2016

El banquero anarquista y otros cuentos de raciocinio

En mayo el libro leído ha sido una recopilación de cuentos de Fernando Pessoa.
Bueno, en realidad eso era lo que el título sugería pero, al leerlo, nos hemos encontrado con que la mayoría eran fragmentos de cuentos, cosa que a algunas lectoras nos ha defraudado.

El autor da muestra de una gran inteligencia, un dominio fuera de lo común de la lógica, una personalidad muy compleja y una mente calificada en el epílogo, de manera muy acertada, como geométrica. Su estilo resulta peculiar, en el sentido de que percibimos su escritura como de autoterapia, casi compulsiva, sin concesión alguna al disfrute del lector, y mediante la cual Pessoa parece pretender reafirmar sus posturas, de las que, por otra parte, parece sentirse bastante satisfecho.

La lectura resulta pesada y compleja. Con largas disertaciones filosóficas sobre conceptos como economía, moral, inteligencia.
Abundan las argumentaciones lógicas y deductivas propias de las historias detectivescas.

Se comenta en el debate que quizá muchas de las sutilezas del lenguaje han podido quedarse en el camino de la traducción.
También tenemos en cuenta que Pessoa es un autor principalmente de poesía, siendo su prosa secundaria en el grueso de su obra, y caracterizándose, incluso, por ser mucha de ella fragmentada, como si fuera un género con el que nunca se sintiera cómodo.

Otra característica de Pessoa, digna de resaltar, es el uso que hace de heterónimos (diferentes alias a la hora de escribir) de nacionalidades diversas, distintos idiomas y opiniones diferentes e incluso contradictorias entre ellas.

Para terminar dos frases que reflejan nuestras sensaciones, y también lo disciplinadas que somos:

"No es un autor que yo elegiría por gusto".
"Me ha gustado porque me gusta leer".

Nos ha resultado pesado Pessoa, con perdón.


El banquero anarquista

Sinopsis

¿Es posible ser a la vez un rico y ladino banquero y un anarquista consumado que lucha por la liberación de la sociedad? Según Pessoa, sí. Es lo que intenta demostrar El banquero anarquista, un sorprendente relato publicado en 1922. La producción literaria pessoana, como violenta suma de excepciones que es, nos enfrenta a menudo a la excepción de la excepción. Es insólita en verso y en prosa. Y lo es hasta el punto de que hay textos cuyo origen parece inescrutable. El lector acostumbrado a los versos de Pessoa o a su más conocido Libro del desasosiego, se pasma ante una pieza narrativa como El banquero anarquista, que despliega una feroz diatriba razonada contra el mito del igualitarismo, sustento falaz de nuestra sociedad, y contra las posibilidades de emancipación del ciudadano, que no contra las del individuo. Pero este salto a la arena de la discusión ideológica bajo forma de narración dialogada entre un sujeto que se dice banquero y anarquista, todo en uno y lo uno por lo otro, y un joven que le escucha incrédulo, guarda relación con un sector de la obra pessoana poco conocido: Pessoa fue un apasionado y original comentarista de la vida política portuguesa y europea, siempre dispuesto a desbaratar las ilusiones del ciudadano en las modernas sociedades democráticas. Esta edición de El banquero anarquista presenta por primera vez en España los fragmentos «inéditos hasta 1997» con que Pessoa pretendió realizar durante el último año de su vida una nueva edición corregida del libro. Son textos que enriquecen notablemente la obra y la reafirman en su estatus de pieza maestra en el libre ejercicio de la lucidez.



Fernando Pessoa

Información del autor

Nacionalidad: Portuguesa
Biografía
Fernando Pessoa (Lisboa 1888-1935) fue un poeta portugués. Huérfano de padre a la edad de siete años, tras las segundas nupcias de la madre con el comandante Rosa, cónsul de Portugal en Durban, siguió a la familia a Sudáfrica. Estudió en la universidad de Ciudad del Cabo. En 1905 volvió a Lisboa, donde empezó a trabajar como encargado de una casa comercial.

Conocía el inglés a la perfección y en esta lengua escribió poesía desde los trece años. En 1908 empezó a escribir poesía en portugués. Desarrolló una intensa actividad cultural como animador de los círculos literarios de Lisboa y a través de las revistas que fundó y dirigió. Ejerció de este modo una influencia decisiva en la gestación del modernismo portugués. La personalidad de Pessoa fue compleja y desconcertante. Ocultista, rosacruz, escribía en nombre propio y de diversos (más de veinte) «heterónimos», cada uno de los cuales poseía sus propias señas de identidad y su propio estilo. Esta singular despersonalización, que había de dar vida, entre otras, a las personalidades poéticas de Alberto Caeiro, poeta bucólico (maestro de los otros), Ricardo Reis, poeta helenista y horaciano, y Álvaro de Campos, modernista y futurista, seguidor de Whitman y de Marinetti, contribuyó a la creación del «mito» de Pessoa, corroborado por el hecho de que no publicó, en vida, sino una parte insignificante de su obra: Sonetos (Sonnets, 1913), Epitalamio (Epithalamium, 1913) y Antinoo (Antinous, 1918) en inglés; Mensaje (Mensagem, 1934) en portugués. Sólo tras su muerte la famosa «arca» en la que había dispuesto sus textos empezó a dar cuerpo a los volúmenes de las Obras completas en verso y en prosa (1943-1978). Abierta a las corrientes literarias europeas más innovadoras, su poesía es rica en sensibilidad y en intuiciones formales que cambiaron profundamente el gusto literario de su país. Mágica y abstracta, dominada por una sutil introversión, la poesía de Pessoa testimonia una coherencia, en la deliberada multiplicidad de las voces que la componen, la crisis de un hombre en busca, para sí mismo y para su tiempo, de un equilibrio perdido.